sábado, 24 de noviembre de 2012

Alfonsina Storni

Hoy, el cielo llora tu partida. El gigante azul de mil cabezas devora tu alma sin perder su pasividad. Y en un repentino oleaje nos regresa tu poesía. ¡Oh! Alfonsina, letras ahogadas nos has dejado, el aire reprocha tu ausencia. El sol albiceleste, se esconde tras una franja negra, para no mirar hacia abajo, y ver al mar, que tu cuerpo corrompe. Las horas argentinas han pasado, mientras lloramos tu partida. Ante esa, tu fatalidad. Tu acuosa tumba, tumba, tumba...

miércoles, 21 de noviembre de 2012

Ellos y los otros ellos

Él la ve a ella Ella no sabe que él la ve, así que ella ve a otro él El otro él no la ve a ella, el otro él ve a otra ella. Él sabe que ella quiere que el otro él la invite a salir Pero el otro él no la ve, como es natural, el otro él solo ve a la otra ella. Pero la otra ella no se fija en el otro él, ni en él, ni en nadie, al menos eso cree. Pero aquel día la otra ella se acercó y le sonrió a él. Él se sonrojo pues no era muy común que la otra ella, o ella o ninguna mujer mostrara cierto interés en él. Él devuelve la sonrisa y hace que la otra ella se sonroje. El otro él los mira y muere de coraje, el otro él sabe que él se interesa en ella, así que piensa en devolver la situación, el otro él se acerca con paso seguro hacia ella, la saluda y ella sonríe. Él baja la cabeza entristecido, la otra ella se acerca y lo abraza. En ese momento él se da cuenta que la otra ella era sólo ella, la única ella, ella y nada más. Así que él beso a la nueva ella y dejo que los otros ellos se fueran del brazo calle abajo

domingo, 11 de noviembre de 2012

Ahí en donde se esconde cortazar


Sr. Berumen, gran apasionado de la literatura latinoamericana, decía que cada que se dormía soñaba que subía unas viejas escaleras de caracol que lo conducían a un estrecho pasillo lleno de plantas, al fondo una pequeña puerta roja.

Al atravesar la puerta entraba a un pequeño cuarto en el que se encontraban sentados en una pequeña mesa circular platicando alegremente Julio Cortázar, Jaime Sabines y Mario Benedetti, sus autores favoritos, él, entusiasmado quería ser partícipe de aquella reunión pero justo cuando iba a empezar a hablar aparecía ese “algo” que lo despertaba.

Pasaron los años y el sueño era recurrente.

Pero una noche subió las viejas escaleras, el pasillo ya lo conocía se apresuró a llegar hasta la pequeña puerta, la cruzo y vio que a diferencia de las veces anteriores Cortázar se encontraba de pie, al verlo llegar él le sonrió.

Sr. Lo esperábamos ¿Está listo para aprender los secretos de las letras?

Si Sr. Cortázar estoy listo- contesto el anciano con una amplia sonrisa

Pero le advierto Sr. Aprender esto no es de una noche

El tiempo que se necesite – Dichas estas palabras los tres escritores se acercaron a él.

El Sr. Berumen no despertó jamás.

Q.E.P.D.

 

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Hola a todos en este Blog estaré subiendo lo más relevante de mi actividad literaria.
Espero puedan pasar y la disfruten.
gracias a todos